Al principio no sabía quién eras, no te nombraba, no eras importante, solo eras algo extraño he inusual; nunca te sospeche cruel e intruso que quería causar angustia, incertidumbre y dolor; más aun no pensé que te quedarías tanto tiempo y a pesar de eso aún no sé qué tanto te conozco o te comprendo; solo apareciste, te volviste parte de todo; de mi vida; llegaste y te quedaste ¿Cómo amigo o enemigo? No lo sabía; y sin entender, sin darme cuenta; no comprendía, solo estabas en cada instante, en cada momento; en la noche, tarde y día; desesperación, ansiedad, tristeza, depresión, dolor, zozobra, pesadez, cuantiosísima rabia, muerte, llanto, soledad, negativismo, eras eso y todo. En la escuela, en la familia, en la casa, en lo social, en el trabajo, en la universidad, en la vida, con Dios, con todo y desde entonces me acompañas; nunca me has dejado, y más aún nunca supe tu nombre, quien eras o de dónde venias el porque me acompañas, el porque te quedas y menos por qué no he logrado sacarte de mi vida.
En el tiempo transcurrido de 23 años me has acompañado, 12 años tenía en 1995 cuando apareciste sorprendentemente en el camino y desde entonces has sido mi fiel camarada, compañero, confidente o cruel amigo; has sido tan duro sin importar dolor, malestar, angustia daño; me has puesto contra la pared siempre, sin importar razonamientos, sentimientos, causas, consecuencias físicas, mentales, espirituales; pensamientos, emociones y acciones, solo llegaste a robarme ¿a robarme?, no era feliz o no sentía felicidad era un ser infeliz, triste, llena de llanto todas las noches deseando constantemente la muerte, desaparecer no quería seguir; “bueno; yo siempre te permito que me robes”; claro durante el tiempo han cambiado las cosas, me he transformado, evolucionado pero aun en este punto no te comprendo, aunque ya se tu nombre no entiendo la incertidumbre de tu compañía; tan dañina, tan mezquina y dolorosa que siempre traes contigo ¿Cuál es tu fin? Aunque se tu nombre y algo se de ti; aun me pregunto ¿Quién eres? ¿A qué vienes? ¿Qué quieres? ¿Por qué como fiel verdugo estas siempre a mi lado? ¿Qué tengo que entender? ¿Cuál es la pregunta que te debo hacer? ¿Qué me quieres enseñar? Y al final, ya no sé qué preguntar.
Todo el tiempo me has alejado de la vida o ha sido la excusa perfecta para no estar con nadie y ser la culpable de todo; no sé porque lo permito; que le pasa a mi mente, a mi control que envenena mi alma; a mi espíritu que luchan y enloquecen de furia, que clase de maestro eres que me confronta tan verazmente, cruel y brutalmente al espejo de mis imágenes ilusorias de las creencias, el pasado, lo que he sido y soy, cuantas veces he repetido la historia, no lo sé.
Hoy no sé qué tanto entiendo de la vida y la muerte; mas tú, nada contestas, igual en ocasiones pienso que eres un mensajero o una puerta con miles de siglos de acumulación que cuenta historias de vidas guardadas; de fallas o quizás benevolencias antepasadas con cerrojo y ataduras oxidadas; que son difíciles de descifrar y abrir; pero que por cuestiones del tiempo, karma o de ciertas maneras extrañas salen a la luz sin preguntar; golpeando y escrutando por la llave mágica que te hace descubrir quién eres de verdad; ¿cómo mirarte diferente? Mirarte Desde un ángulo y percepción que no se sienta malestar sin tener que tocarte, ya no te quiero más en mi vida deseo terminar contigo hoy y para siempre; porque la verdad que difícil ha sido tenerte en mi vida; cruel extraño que en ocasiones parece que cuidas de mí.
Hoy no sé qué decidas tú, pero yo te doy el derecho de partir; eres libre de mí y mis interrogantes, ya no quiero tu silencio cuando me lastimas sin detenerte, sin compasión y sin alguna respuesta; hoy te digo adiós para siempre; aunque no dejo que marches sin darte a la final las gracias por confrontarme en cuerpo, mente y espíritu al extremo de destrozarme y matarme completamente, dejarme a solas y sin nada conmigo misma; buscado en mí y en todo; cada vez más, ser profundamente creciente; la guerrera fuerte, valiente y templada ha ataques y demonios; que en este punto ya son más que amigos; mis camaradas, legión de guías, maestros y mi niña interior en su pleno esplendor de transformación, libre y llena de amor.
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