Una sensación,
cubre el pensamiento
como fúnebre nieve fría
que riega su lenta y majestuosa
neblina sobre el cuerpo trastornado;
que busca salida del encrucijado laberinto
de las entrañas yertas del lapso misterioso
e inquebrantable terror, reflejado en el callado abismo
de los recuerdos aprisionados en lo más recóndito del ser.
Como alejar aquel recuerdo, que ya sofocando el pecho
con su lúgubre resistencia; al alma tiene sometida
ante la ufana lujuria, que desangra cada palabra
pronunciada con su asfixiante melancolía
que rodea el frágil fulgor de su duelo atormentado.
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